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sep 2010

La negociación colectiva, una forma de construir sociedad

5 de Septiembre de 2010. CCOO PV


La misión fundamental de la negociación colectiva es fijar unos mínimos legales que permitan ir construyendo un marco de relaciones que dan estructura y sentido a la convivencia en el ámbito laboral. Constituye también una forma ordenada de canalizar el conflicto social, las disputas de poder entre los que viven de su salario y los que aspiran a maximizar el beneficio empresarial.

La necesidad de que esto sea así descansa sobre un hecho fundamental, las relaciones en el mercado de trabajo no se dan entre iguales. Situar en el mismo nivel al poder del empresario y al trabajador sólo se le puede ocurrir a quien desconoce totalmente la realidad o, algo mucho peor, a quien incluso conociéndola, la niega en beneficio de los más poderosos. Es precisamente éste elemento de cohesión social uno de los que más atacados por la última reforma laboral.

Estos aspectos, por tanto, convierten la negociación colectiva en la herramienta más potente de que disponemos a la hora de equilibrar las relaciones entre las diferentes clases sociales. La fuerza de lo colectivo frente a lo individual ha permitido mejorar las condiciones de trabajo en las empresas y tejer una importantísima red de protección social que tiene su origen en reivindicaciones obreras históricas (prestaciones de desempleo, incapacidad, maternidad, jubilación¿).

Permitir la inaplicación de lo que se ha pactado en los convenios colectivos sectoriales significa, en lo jurídico, un ataque a la fuerza vinculante de los convenios colectivos recogida en la Constitución y al derecho a la negociación colectiva, también recogida en la Carta Magna (Art. 37). Más grave aún, supone dejar a millones de trabajadores y trabajadoras "a los pies de los caballos" ante las nuevas facilidades legales que se les conceden a las empresas, para desmarcarse de la aplicación de unas condiciones de trabajo que ellos nunca tendrán la capacidad de negociar colectivamente en su propia empresa.

Este cambio, y los que ya se apuntan desde el Gobierno para un futuro inmediato, lejos de conllevar una modernización, implica retroceder a modelos laborales del siglo XIX. Esta reforma laboral exige una respuesta contundente, no sólo de la clase trabajadora, sino de la ciudadanía en general. Resulta imposible construir una sociedad más justa, solidaria y democrática sobre un mercado laboral más precario, injusto y sometido a la dictadura de los mercados.

Son razones más que suficientes para una Huelga General.

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