3

oct 2011

Derechos relegados por la crisis: no sin las mujeres

3 de Octubre de 2011. Maria Del Mar Vicent Garcia

Por Mar Vicent. Secretaria de la Dona de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO PV.


 A las mujeres se nos pide heroísmo para que hagamos el sacrificio necesario ante la gravedad de la situación, o por lo menos generosidad para las obligadas renuncias por las prioridades impuestas. Es inaceptable asumir con resignación que los tiempos requieren un esfuerzo colectivo en el que los derechos de las mujeres deben dejar de ser reivindicados. No es generosidad, sino todo lo contrario. Es pretender que sean relegados los problemas que viven las mujeres como ciudadanas y trabajadoras, derivados de su propia trayectoria de discriminación y agravados exponencialmente  por la crisis.

La mayoría de las personas que está sufriendo los efectos cada vez más duros  de las políticas neoliberales causantes de la crisis son mujeres. Mujeres cuya situación de partida ya se caracterizaba por una considerable desigualdad de condiciones que las había obligado a pelear duramente por un reparto equitativo de los espacios privados y colectivos. Que han luchado con empeño y coherencia para ser reconocidas como sujetos de derechos individuales, sociales y laborales. Son esa misma mayoría de la población que está sufriendo el impacto de la crisis, desde el desempleo hasta la reducción de servicios sociales, pasando por el empeoramiento de las condiciones de trabajo como factor añadido a los problemas de  su inserción en el mercado laboral. Las mismas que ante los recortes del Estado del bienestar están cubriendo los espacios que quedan desatendidos obedeciendo al dictado de una división sexual del trabajo que así se lo imponen sin ninguna garantía de reconocimiento, retribución o reglamentación.

Por eso, un ejercicio apropiado de memoria histórica y de justicia social impone la conclusión de que el esfuerzo que se nos exige a todos y a todas debería fundamentarse en una premisa: no sin las mujeres. Y ello implica que cualquier estrategia encaminada a reflotar un sistema que hace aguas no puede ignorar ni el distinto punto de partida antes mencionado, ni las diferentes capacidades y talentos que cada sexo aporta en necesaria complementariedad para obtener al máximo rendimiento, ni las diversas carencias que hay que cubrir. A no ser que queramos alumbrar un proyecto social con los mismos lastres e hipotecas que hemos tenido desde el principio de la historia.

Últimas entradas