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sep 2012

La segmentación del mercado de trabajo: una constante

26 de Septiembre de 2012. María Ángeles Abellán López

Por María Ángeles Abellán López. Profesora de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad Miguel Hernández.


La actual recesión económica y la crisis de deuda que estamos sufriendo no nos han de impedir plantearnos algunas consideraciones en torno al mercado de trabajo que emergerá de las cenizas de esta crisis.

Según Eurostat, a fecha junio de 2012, España es el país europeo con la tasa de paro más alta alcanzando un 24?8% de la población activa. Y señala de forma acusada el desempleo juvenil con cifras alarmantes que superan el 52%.

Ante un escenario de crisis económica, fiscal y falta de solvencia financiera como la presente,  nuestro mercado de trabajo ha reaccionado con una destrucción intensa de puestos de trabajo, tanto de alta como de baja cualificación y que a diferencia de otras crisis anteriores, destaca la pérdida general de empleo tanto de asalariados del sector privado abarcando tanto el sector de instituciones financieras, servicios a las empresas, la construcción, manufactureras, transportes, comunicaciones y autónomos como del sector público, elemento novedoso que caracteriza a este ciclo crítico respecto a otros.

Uno de los rasgos endémicos del mercado laboral español es el problema de la persistencia del desempleo, uno de los problemas más dolorosos de la situación del paro en España. Cuánto mayor es la permanencia en una situación de desempleo, mayor es la probabilidad de que permanezcan en esa situación y se haga crónica.

Por otro lado, las cifras de fracaso escolar en España duplican la tasa de la UE, y siguiendo a Eurostat, la tasa de abandono escolar temprano para jóvenes españoles entre 18 y 24 años afecta el 26?5% en 2011, sólo superados por Malta. Esto debe introducir un elemento de reflexión profundo sobre las causas que originan esta debacle en la consecución de los objetivos educativos y que redunda en la cualificación de nuestra futura población activa.

Las implicaciones más notables del abandono escolar prematuro es que estos jóvenes se quedan sin cualificar, con dificultades para su inserción laboral y con peligro real de exclusión social entendida como carencias y dificultades de acceso a recursos necesarios para vivir, integrarse y participar en la sociedad a la que pertenecen.

Ante una situación como la descrita, son muchos los desempleados que han optado por realizar inversiones en capital humano como así lo demuestra los indicadores del Ministerio de Educación, en los que puede apreciarse el aumento significativo del alumnado matriculado en las modalidades a distancia de Bachillerato, ciclos formativos de FP de grado medio y ciclos formativos de FP de grado superior.

Nuestro mercado laboral se caracteriza por una dualidad en su estructura interna, es decir, es un mercado segmentado en dos sectores bien diferenciados. Por tanto, no existe un único mercado de trabajo sino distintos mercados específicos caracterizados por ciertas singularidades que dificultan o limitan el acceso a los mismos y que les diferencia del resto de mercado.

Siguiendo a Piore, el mercado dual de trabajo estaría constituido por dos segmentos distintos; el primero ofrece puestos de trabajo con salarios elevados o estables, cualificados, con buena promoción laboral y estabilidad en el empleo.

Los puestos del sector secundario están peor pagados, existe menos posibilidades de promoción laboral, peores condiciones de trabajo, disciplina laboral más dura, inestabilidad y precariedad en el empleo y rotación de los trabajadores. El segmento secundario detenta mayor flexibilidad laboral e incluso puede funcionar dentro del marco legal existente y constituye un mercado gris o negro. Así, el mercado secundario se ha desarrollado mediante el trabajo temporal, la subcontratación y la descentralización y deslocalización de las actividades productivas.

La dualidad en el mercado de trabajo surge en la economía capitalista porque dicha dualidad es eficiente. Las empresas mejor posicionadas en el mercado pueden ofrecer puestos más estables y con mejores condiciones remunerativas y de promoción laboral.

La expulsión masiva de trabajadores del mercado de trabajo con el consiguiente aumento del desempleo se está produciendo en ambos segmentos. Uno de los rasgos más relevantes es precisamente que en esta dinámica de destrucción de puestos de trabajo, el sector público, mediante esas figuras denominadas racionalización de plantillas y recortes de personal, eliminarán muchos puestos del sector primario mediante amortizaciones de plazas y la no reposición de jubilaciones. La reducción del gasto obligará a reajustar plantillas sobredimensionadas, es decir, se producirán despidos masivos en el sector público y la mayoría de estos puestos de trabajo se engloban en lo que venimos denominando segmento primario del mercado laboral. El sector público ha  proporcionado la mayor parte de los trabajos del segmento primario, con alto valor añadido y que son ocupados por trabajadores con estudios medios y superiores y alta cualificación.

La recomposición de nuestro mercado de trabajo después del azote de esta larga crisis será costosa y a largo plazo. La evolución del empleo depende de la gravedad de la crisis y del tiempo  que tardemos en  su recuperación.

Muchos de estos empleos desaparecerán definitivamente. La posesión de estudios superiores y de una alta cualificación  no asegurará un puesto de trabajo en el segmento superior sino que muchos comenzarán su andadura profesional subempleados en el  segmento secundario y su situación inicial será más precaria que la generación de sus padres. Los empleos que ocupen ofrecerán menos estabilidad laboral, menor protección social y sus oportunidades de promoción profesional serán más limitadas. A ello se añade las nuevas modalidades de contratación que pueden contribuir a un aumento de la dualidad del mercado de trabajo español.

Por otro parte, muchos trabajadores con estudios inferiores a la secundaria o sin titular que se habían refugiado en la construcción, encontrarán problemas para reconducir su actividad laboral hacia otros sectores emergentes.

Esto parece indicar que la dualidad característica de nuestra población activa, con unos trabajadores altamente cualificados y formados y otra masa de trabajadores de baja cualificación y que abandonaron el sistema educativo de forma prematura, continuará produciéndose a menos que se adopten soluciones capaciten a quienes más lo necesitarán de cara al futuro y se modifique la estructura del mercado de trabajo.

Los servicios de estudio de la Comisión Europea señalan que España carece de una estrategia global de educación y formación que incluya un plan global de aprendizaje permanente y refleje el cambio del modelo productivo del país. De hecho, subraya, la formación continua y el mantenimiento de las competencias y cualificaciones no están actualizadas ni adaptadas suficientemente a las necesidades del mercado.

Invertir en capital humano

En este estado de cosas, queda mucho por hacer en este ámbito de intervención como es el de la intersección entre mercado de trabajo, educación y fracaso escolar.

¿Por qué resulta fundamental incorporar una visión integral de la necesidad de invertir en capital humano a nuestros trabajadores? Precisamente como una respuesta a la crisis económica cuyos efectos fructificarán a largo plazo. Todas las instituciones nacionales e internacionales apuestan de forma decidida por el aprendizaje permanente, por la educación a lo largo de toda la vida como una herramienta de adaptabilidad y sostenibilidad en el siglo actual.

Estas inversiones en capital humano deben ser una respuesta institucional y no solo individual. En general, es comúnmente aceptado que las inversiones en capital humano por parte de los trabajadores tienen efectos no solo individuales, consideradas como desarrollo personal, sino también efectos económicos, sociales y culturales que benefician a la comunidad.

Las inversiones en capital humano han de tener en cuenta conceptos básicos como la ocupabilidad y la empleabilidad, como elementos que configuran e influyen en la inserción del mercado laboral. Un análisis pormenorizado de los factores de empleabilidad y de ocupabilidad adaptados a cada individuo podría proporcionar una optimización en la búsqueda de empleo de cada trabajador.

Sin embargo, resulta evidente que mientras se ponga el énfasis de forma exclusiva sobre las medidas de austeridad fiscal continuaremos retrasando la recuperación del mercado de trabajo según aprecia la OIT.

Y lo que no podemos olvidar es que la inserción laboral es la garantía  de una sociedad cohesionada y fuertemente integrada, que aleja en cierta medida los fantasmas de la pobreza y de la temida exclusión social.

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