3

feb 2013

El futuro del sector financiero

3 de Febrero de 2013. Consuelo Navarro Sanchez

Por Consuelo Navarro, secretaria general de CCOO en L'Alacantí-Les Marines, y Martín Carpena, secretari general de CCOO en Vinalopó-Vega Baja.


La gravedad de los hechos pasados, muchos todavía pendientes de resolución, no puede ser causa de una falta de atención sobre el presente y futuro de este sector. Sus estrategias y las consecuencias que acarrean, tanto para la población en general, como para el tejido productivo o el institucional... y su efecto sobre la calidad de vida de la ciudadanía, incluida la hasta ahora atraída por esa industria líder en estas tierras, como es el turismo, no pueden dejarse a la inercia de los grandes centros de decisión que, por cierto, pueden estar mucho más lejos de lo que pretenden aparentar.


Desde Comisiones Obreras vemos cómo se recrudece la crisis en las PYMES que, entre sus principales causas, aducen la falta de financiación y que alcanza también a empresas que antes y después se habían mantenido al margen del burbujeo inmobiliario, centradas en su objeto social y básicamente eficientes.


Cada día escuchamos quejas que nos hacen llegar sobre abusos, no pasados, sino presentes, de estas entidades, que antes eran líderes en nuestras comarcas y ciudades y hoy resultan ser en parte "zombies", en parte meras delegaciones de etéreos centros económicos de decisión, bastante alejados e insensibles a los problemas del cada día. Tanto sus clientes como las personas que trabajan en esas oficinas nos hacen llegar información muy negativa sobre las circunstancias en que se desarrolla hoy la actividad en estas entidades financieras.


Organizaciones de carácter social, que llevan años realizando una labor excelente en diversos sectores sociales, con balances sólidos, con áreas de actividad viables, prestando importantes servicios,... han soportado drásticos recortes en el crédito y la cancelación por parte de esas entidades financieras de relaciones comerciales, a la vez que han visto reducidos los programas de ayuda que estas mantenían desde su Obra Social.


Unas entidades por "nacionalizadas" y otras por "compradas", requiriendo comillas en ambos casos, están desplegando desde sus nuevas direcciones unas estrategias difícilmente explicables más allá de un par de titulares políticamente correctos. Los hechos son tozudos y la destrucción de sucursales, la imposible atención a la clientela, el mantenimiento sine die del cerrojazo crediticio a las empresas y entidades, todo ello no apunta más que a una estrategia liquidacionista. Ahí está ese diferencial negativo tanto en crédito como en empleo, que señala como prioritaria la recuperación del crédito para poder funcionar, un crédito que sea asequible; pero para eso hace falta la intervención del Gobierno en otro sentido: no sólo buscando "sanear" para después "vender".


Hasta la fecha, las respuestas a esta situación vienen de las plataformas de afectados por los diferentes entuertos - preferentes, cuotas participativas, hipotecas, desahucios...- y de las propias plantillas, con un calendario de movilizaciones y huelgas para las próximas fechas en respuesta a la última vuelta de tuerca orientada a destruir más empleo en el sector. Pero, con todo, permanece el reto de dar una respuesta más estratégica y global, social y política, capaz de cambiar el rumbo de los acontecimientos. En esto es donde debería intervenir el Gobierno, justo en sentido contrario a como ha venido haciéndolo hasta ahora.


Los gestores de las entidades "nacionalizadas" parecen ejercer sólo de facilitadores, para hacerle el pase a uno u otro de los dos grandes, que se espera sean los supervivientes... y algunas similitudes tiene el camino emprendido por Banco Sabadell y la Caixa. Todo esto contrasta con aquel discurso que se hacía, no hace mucho tiempo cuando, suponemos que dolosamente, se afirmaba que teníamos unas cajas viables, competitivas,...enraizadas y comprometidas con el tejido social y ciudadano. ¿Dónde están ahora quienes hacían estas consideraciones? ¿En qué va a quedar todo eso?


La realidad es que en nuestras comarcas, como en cualquier otra, si no fluye el crédito, para las empresas y familias, se acaba generando más paro y menos derechos, lo llevamos padeciendo estos años. Por eso nos podemos preguntar también, por ejemplo ¿qué de irracional tendría que el señor Oliú optara por reproducir su receta de éxito en las comarcas alicantinas, impulsando nuevas actividades productivas ligadas a la innovación y abordando una eficaz y saludable colaboración con la Universidad, como hizo su padre y él en el Valles Occidental y con la Universidad Autónoma de Barcelona.


Si dejamos que las actuales dinámicas en la configuración del mapa financiero con influencia en nuestra comarcas se impongan, la conclusión será clara: un oligopolio bancario incontrolable e incontrolado, la exclusión financiera y también social, la pérdida de derechos laborales,...un páramo en nuestras tierras, como nueva alternativa.


La verdadera solución es exigir que las entidades financieras cumplan la función por la que existen, la intermediación en el crédito, de manera compartida con la existencia de una banca pública que ejerza de termostato frente a los calentones y que no es ni más ni menos que lo existente en el resto de países de nuestro entorno. "Si no lo hacen por ideología, que lo hagan por economía".

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