16

ago 2021

No hace falta calor, hace falta valor

16 de Agosto de 2021. Andrés Martínez de la Cruz, responsable de Organización CCOO Industria Comarques del Nord

El Gobierno dispone de herramientas para reducir el precio de la luz, solo hace falta voluntad política.


En el momento en que me pongo a escribir estas líneas el termómetro marca 34 grados, son las 16.00 horas de una tarde de agosto. Es pleno verano y hasta ahí parecería todo normal, ¿verdad? Pero cómo decía Víctor Frankl en su brillante obra El Hombre en Busca del Sentido, «Ante una situación anormal, la reacción anormal constituye una conducta normal» y ante la inédita ola de calor que sobrevuela todo el país, únicamente rebasada en altura por el precio de la electricidad y los combustibles, mi conducta descriptiva pretende ser una reacción lo más anormal posible para, siguiendo con la frase de Frankl, acercarme a la normalidad conductual (literaria) exigible.

Me parecería una falta de respeto y de honestidad intelectual no utilizar esta Tribuna para destacar la problemática energética que toda la clase trabajadora sufrimos en estos momentos, pero que sacude con crudeza a las personas más desfavorecidas, y que desgraciadamente, o tienen unas rentas del trabajo muy bajas o directamente no tienen. Y en CCOO lo tenemos claro, esa gente más desfavorecida, siempre, pero ahora más que nunca, es y será nuestra gente. De esto va la justicia social, en una sociedad igualitaria y en mi opinión.

En primer lugar me gustaría apuntar que el precio de la luz, después de tres días consecutivos subiendo, marca hoy (viernes) su máximo histórico, y asciende a 117,29 euros el megavatio hora (MWh). La previsión, lamentablemente, es que siga en esta línea algunos indeterminados días más. Alarmante situación cuando una persona tiene que decidir entre encender el aire acondicionado, en caso de tenerlo, o mantenerlo apagado, para poder llegar a fin de mes y paradójicamente pagar la factura de un servicio que no puede utilizar cuando ciertamente lo necesita. ¡Inadmisible!

En segundo lugar, el precio de los carburantes sigue la misma dirección. A las puertas de la operación salida del 15 de agosto y con millones de desplazamientos previstos, nos cuesta llenar un depósito de un vehículo un 21% más que en la misma fecha de agosto del 2020. ¡Intolerable!

Y el tercer elemento destacable, a mi juicio, es que hemos conocido la tasa de variación anual del IPC, que en julio de 2021 ha sido del 2,9%, lo que implica una disminución en la ya maltrecha capacidad adquisitiva de las trabajadoras y trabajadores.

Capas antisociales indigeribles

Si unimos estos tres ingredientes envenenados, los metemos en el horno y los cocemos a fuego lento, el plato resultante arroja tres capas antisociales indigeribles: La pobreza energética, la devaluación salarial y el crecimiento desorbitado de las cuentas de resultados de los lobbies energéticos en nuestro país. Cabe recordar que bajo el oligopolio de 5 grandes empresas energéticas, se produce el 70% de la energía, y efectivamente, de esa concentración de aguas vienen estos lodos en forma de subida de precio. Una pesadilla gastronómica para una sociedad que en su mayoría aspiramos a progresar y cuenta con un Gobierno progresista, que en teoría tiene un consejo de ministros progresista y en la práctica tiene una herramienta poderosísima que se llama Boletín Oficial del Estado y que hay que tener el valor de utilizar, vía Real Decreto Ley, si es preciso, aunque no guste a los poderosos.

Desde CCOO seguimos planteando alternativas y propuestas frente a la pobreza energética. En junio ya exigíamos al Gobierno un cambio en la fijación de precios de la tarifa eléctrica, por considerarlo netamente defectuoso y excesivamente caro para las rentas más bajas. Exigíamos también la implantación de una fijación de precios más ajustada a la realidad social y la aplicación inmediata de bonos sociales energéticos, que a su vez posibilitarían a las personas con menos recursos tener garantizados suministros básicos como la electricidad. A su vez, desde CCOO Industria venimos teorizando profundamente sobre el necesario cambio de modelo productivo industrial en nuestro país, donde la transición energética hacia la utilización de modelos de energía renovables, más baratas y menos contaminantes, debe jugar un papel fundamental. La derecha política y económica tiene claro siempre lo urgente y lo extraordinario de los suyos, y de sus intereses. Mientras, una parte de la llamada izquierda, sigue sin tener la voluntad política exigible. Es momento de elegir y es urgente, es extraordinario y sobre todo es de justicia social y de izquierdas. Cogiendo la letra de una vieja canción, creo que en esa parte de la izquierda, «No hace falta calor, hace falta valor».

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