10

ago 2010

¿Es este el modelo de sociedad que queremos?

10 de Agosto de 2010. CCOO PV


Que la reforma laboral decretada por el Gobierno (y su actual tramitación parlamentaria) ha ayudado al descenso de las primas de riesgo de la deuda pública española, no lo duda nadie. Esto ha hecho que mejore la confianza internacional sobre nuestra economía, que es de lo que se trataba. El problema es que esa confianza que el señor Rodríguez Zapatero ha logrado de fuera, la ha perdido dentro. Ya nadie se cree el talante que le diese fama a nuestro Presidente. Ha demostrado que ante los momentos difíciles, del chantaje ilegitimo por parte de los mercados internacionales, reacciona igual que lo hubiese hecho la derecha más conservadora: congelando las pensiones, bajando el sueldo a los funcionarios y empeorando la legislación laboral. De momento. Después vendrá el aumento de la edad de jubilación, el copago sanitario y educativo. Políticas estas que reducen gastos, por supuesto, pero que ponen en serio peligro los pilares del Estado del Bienestar.

Un modelo mas parecido a la ley de la selva (mercado lo llaman algunos), donde los responsables que han provocado esta crisis, se han ido de rositas y ahora (transferencias del estado mediante) son los que están dictando cómo hay que salir. Ninguna medida en materia de reforma del sistema financiero, nada que decir contra las SICAV, nada que decir frente a los Paraísos Fiscales, en definitiva nada que hacer frente a los poderosos¿

¿Y qué hacen los sindicatos? No es un secreto que el sindicalismo de clase está viviendo unos momentos intensos, continuamente cuestionados y vilipendiados por los que no nos quieren ni nos han querido nunca. Pero esos ataques, esas críticas a lo que representamos y defendemos, provenientes de los partidos políticos y, especialmente, desde los medios de comunicación, no son más que el reconocimiento a una lucha o, mejor dicho, a un modelo de lucha, la cual antepone el bien del conjunto y la solidaridad a lo individual. Puede sonar a cliché, pero no por ello deja de ser cierto. Y es ahí, en ese estilo de lucha basado en un modelo de sociedad, donde está el problema. Nuestra modelo molesta para llevar a cabo sus planes económicos. Saben que mientras exista un grupo organizado de trabajadores y trabajadoras (pues eso es un sindicato), tendrán frente a ellos a un grupo de personas dispuestas a luchar contra el abuso y la injusticia.

No nos perdonan que hasta el último momento hayamos apostado por la negociación como la mejor salida a la crisis. Esos que hoy nos acusan de kale borroka obrera por haber convocado una huelga general, no hace mucho, nos alababan por nuestra responsabilidad de Estado y nuestro saber estar en los momentos difíciles. Ni antes éramos las Hermanitas de la Caridad ni ahora somos las hordas de Aníbal. Simplemente hemos mantenido nuestra coherencia hasta el último momento y ahora, la seguimos manteniendo usando las herramientas a nuestro alcance.

Somos el último escollo que queda, la última resistencia antes de producirse el cambio de "barra libre" que pretenden los que rigen las economías mundiales. Los derechos a educación o a la sanidad son objeto de ser mercantilizados y ese es el objetivo. No tienen intención de parar hasta conseguirlo. Se acercan tiempos difíciles en los que se va a definir la economía y el modelo laboral de los próximos años. De nosotros, los trabajadores y trabajadoras, en definitiva, de la ciudadanía, depende el aceptar todo lo que venga o luchar y rebelarnos ante lo que no es justo.

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