9

nov 2015

El necesario convenio del azulejo

9 de Noviembre de 2015. Manel Nieto Morcillo

Artículo de Manel Nieto, secretario general de CCOO Comarques del Nord. Publicado hoy en el Periódico Mediterráneo. El dirigente sindical recuerda que es imposible el desarrollo de una sociedad más justa y equitativa bajo un marco de relaciones laborales precarizado.


A finales del 2014, finalizaba la vigencia del convenio del azulejo, un convenio que se consiguió firmar tras más de 15 meses de negociaciones, manifestaciones y una huelga de tres días. Hace ahora un año los sindicatos mayoritarios del sector, CCOO y UGT, instaron a que se constituyera la mesa negociadora del convenio. En la primera reunión, Ascer (patronal del sector) comunicó a los sindicatos su propuesta y su contenido generó una gran indignación entre la representación sindical. El planteamiento de Ascer abundaba en una mayor precariedad en las relaciones laborales El sector del azulejo ya había sufrido una perdida de empleo y de condiciones laborales y salariales sin precedentes como consecuencia de la crisis y, sobre todo, de la aplicación de la reforma laboral del Partido Popular de 2012, que hizo más sencillo despedir y reducir salarios y, por ende, condiciones laborales. 

Desde entonces ha transcurrido un año: 12 meses de reuniones, de asambleas y manifestaciones. Tras cinco meses sin reunirse la mesa negociadora del convenio del sector cerámico, el pasado 28 de octubre y a instancia nuestra, se intentaba retomar la negociación. Desde la parte social se instó a la firma de un convenio de transición de dos años de duración y con un incremento salarial como el acordado por sindicatos y patronales a nivel estatal (el 1% y el 1,5%, con cláusula de revisión). Por su parte, Ascer nos traslada que ellos estarían dispuestos a realizar el "esfuerzo" de un aumento salarial del 0.3%, claro está sin retroactividad, y con la posibilidad de un incremento mayor en el 2016.  

A cambio, eso sí, la patronal necesitaría del pequeño esfuerzo (ironizo) de los trabajadores en la flexibilización de la jornada, en el incremento de las horas de trabajo anuales, en la congelación de la antigüedad y en la creación de un grupo de inicio en el sector con un salario de 700 euros. Esta propuesta indignó a la representación de los trabajadores. Llevamos años soportando ERE, reducciones de sueldo y aumentos de la carga de trabajo. 

En el acuerdo suscrito en el 2013 y que puso fin a la huelga convocada, se contemplaba un acuerdo de "ultractividad" (periodo durante el cual el contenido del convenio se encuentra prorrogado) de dos años. Esto significa que si en diciembre del 2016 no ha habido un acuerdo de nuevo convenio, este perdería su vigencia. Ya no habría convenio.

Cabe recordar que en 2014 el Tribunal Supremo dictó una sentencia que minimiza en parte los destructivos efectos de la pérdida de la ultractividad, uno de los aspectos centrales de la reforma laboral del PP del 2012. Los efectos de esta importante sentencia establecen que aquellos trabajadores que, cuando perdió vigencia el convenio, tenían contrato laboral en vigor, el contenido del convenio pasaría a formar parte de su contrato individual de trabajo.

El problema es que si no hay convenio, los trabajadores ya contratados mantienen sus derechos, pero las nuevas contrataciones carecen de ellos. Esto da lugar a que puedan convivir trabajadores realizando el mismo trabajo, con el mismo horario y que unos tengan un salario bruto aproximado de unos 1.600 ? y los segundos de 648,60 ?. Los primeros tendrían 25 días hábiles de vacaciones y los segundos 20, y así con todos y cada uno de los derechos que establece el convenio en comparación al Estatuto de los Trabajadores. Estaríamos creando una grave discriminación entre compañeros de trabajo que realizan las mismas tareas

CCOO tenía claros los objetivos del PP con su reforma laboral: bajar salarios, devaluar condiciones de trabajo, debilitar la negociación colectiva y fragmentar a la clase trabajadora. Pero nuestros objetivos sindicales son igual de claros: recuperar los derechos y las condiciones de trabajo perdidas y para ello seguiremos presionando a la patronal hasta que acepte negociar sobre estas premisas. El escenario futuro se parece demasiado al del 2012, donde se convocaron 6 días de huelga en el sector. Para que no se repita la historia, necesitamos que la patronal anteponga la honestidad en la negociación y que entiendan que es imposible el desarrollo de una sociedad más justa y equitativa bajo un marco de relaciones laborales precarizado.

 

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