25

jun 2019

El absentismo laboral como tapadera

25 de Junio de 2019. Javier Delgado

En una nota elaborada por el Gabinete Económico de CCOO se plantea, de forma contundente, cómo el sector empresarial está redoblando la ofensiva contra el control de la jornada de trabajo a partir de informes de parte y de dudosa fiabilidad.


Se hace una referencia concreta a dos informes de Adecco, publicados recientemente, que han tenido mucho eco en los medios de comunicación, en los que vuelven a proyectar la imagen de supuesto abuso que llevan a cabo trabajadores y trabajadoras a costa de sus empresas (absentismo, pausas en la jornada laboral). La estrategia recurrente de estos informes es mezclar conceptos distintos para dar una imagen sobredimensionada de las prácticas que pretende denunciar, cuando en realidad lo que ofrecen es una visión distorsionada siempre, obviamente, desde la óptica de las empresas.

En el tema del absentismo, por ejemplo, confunden intencionadamente absentismo con ausencia justificada del centro de trabajo. Su principal enemigo son las bajas por enfermedad. En un análisis riguroso no es admisible considerar como absentismo cualquier ausencia del trabajo justificada y amparada por ley. Nunca es absentismo el ejercicio de derechos laborales reconocidos, ya sean por formación, maternidad, paternidad, derechos sindicales, etc., como tampoco lo es la incapacidad temporal ya sea por contingencias comunes o por accidente de trabajo o enfermedad profesional.

Solo puede ser considerado absentismo la falta de asistencia no justificada al centro de trabajo. Las estadísticas oficiales son elocuentes: es falso el mito del elevado absentismo laboral no justificado. La Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL) del INE analiza la jornada laboral, el tiempo trabajado y el no trabajado. El peso de las horas no trabajadas y no remuneradas (donde se incluye el absentismo) tiene un peso residual. De una jornada laboral media de 150 horas mensuales, hay 129,1 horas efectivas trabajadas y remuneradas, 14,3 horas remuneradas y no trabajadas por vacaciones y festivos y 6,5 horas remuneradas y no trabajadas por el resto de motivos (IT, maternidad, permisos remunerados,…). Finalmente, hay 0,3 horas no trabajadas y no remuneradas lo que equivale al 0,2% de la jornada laboral, apenas 16 minutos al mes de tiempo no trabajado y no remunerado por diversos motivos, entre ellos el absentismo no justificado.

El segundo informe sobre el presentismo es el nuevo intento de la patronal para reducir las personas a meras máquinas y eliminar de la jornada laboral los tiempos muertos, unos tiempos muertos que en realidad no existen, ya que en esas pausas muchos trabajadores y trabajadoras siguen trabajando: intercambiando información de utilidad para la empresa, resolviendo problemas… El estudio sobre el presentismo y el supuesto abuso de las pausas en la jornada diaria de trabajo traslada una imagen distorsionada de la realidad en el interior de los centros de trabajo, a partir de fuentes no oficiales y con métodos de evaluación totalmente desconocidos. De nuevo mezcla diversos conceptos que no guardan ninguna relación (pausa de bocadillo, reuniones que se alargan,…). Y lo que es peor, vuelve a criminalizar a la población asalariada de unas prácticas en la gestión del tiempo durante la jornada laboral, que en la mayoría de los casos no dependen de las personas trabajadoras, ni son consideradas un problema por la mayoría de las empresas, como la propia Adecco reconoce.

Las estadísticas laborales oficiales ponen de manifiesto que el problema en España no es de absentismo o de presentismo, sino el abuso en la prolongación de la jornada laboral, por encima de lo acordado, sin compensación. Cada semana se realizan millones de horas fuera de la jornada pactada, que no se pagan o declaran, ya sean horas extras o prolongación de la jornada habitual, con un coste enorme para las personas asalariadas y para las arcas públicas. Y todo ello con un objetivo claro: engrosar los beneficios empresariales.

 

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