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sep 2023

Bajar impuestos para una minoría social

11 de Septiembre de 2023. Ana García Alcolea

Al parecer, sumarse a la carrera de la bajada de impuestos, siguiendo el manual de la ortodoxia neoliberal, no admite demoras. A la Comunidad de Madrid, campeona estatal del dumping fiscal, se le van añadiendo competidoras, en nuestro caso, por la vía de la tramitación de urgencia.


El pasado lunes el Consell aprobaba el anunciado anteproyecto para modificar la Ley 13/97 en lo que respecta al impuesto de sucesiones y donaciones. Como ya saben, la medida venía contemplada en el programa del Partido Popular. Un compromiso que el Gobierno que preside Carlos Mazón se ha apresurado a cumplir.

Recientemente expresamos, a través de un escrito de alegaciones, que desde CCOO PV no compartimos un anteproyecto que, a modo de preámbulo, parece anunciarnos una bajada generalizada de impuestos. Unas políticas que justifican con el mantra de que el dinero donde mejor está es en el bolsillo de la ciudadanía, porque permite mejorar la actividad económica y, a su vez, la capacidad recaudatoria. Es el cuento de la curva de Laffer, o lo que es lo mismo, la antesala teórica al paraíso fiscal, y la antesala práctica al aumento exponencial de la desigualdad social.

Si algo necesitamos urgentemente para paliar los efectos de las crisis entre las personas que más la padecen es, precisamente, lo contrario: una reforma fiscal dirigida a mejorar la capacidad recaudatoria del Gobierno valenciano. En vez de bajar o suprimir impuestos, se debiera profundizar en todas las posibilidades que ofrece un sistema impositivo progresivo; posibilidades para ganar en equidad horizontal, para que las rentas del capital tributen como mínimo al nivel en que lo hacen las del trabajo; y en equidad vertical, para que pague más quién más renta tenga. Nos parece de toda lógica apelar al aprovechamiento de la progresividad del impuesto para incrementarlo en los tramos de renta más altos.

Nuestra organización sindical manifiesta una honda preocupación respecto al riesgo que va a suponer la espiral de bajadas impositivas que está por venir. Una reducción recaudatoria será inversamente proporcional a la calidad y protección de los servicios públicos para el conjunto de la sociedad, en especial para las clases populares. ¿Para qué necesitamos una rebaja marginal en un impuesto, si lleva aparejada un servicio sanitario más endeble, una educación con menos medios, o la pérdida de capacidad de protección de nuestro sistema de servicios sociales? Dejarse atrapar por el discurso de la supresión de impuestos es dejarse atrapar en un juego de trileros.

Para abrir boca, la modificación en el impuesto de sucesiones, según cálculos de la propia Generalitat, supondrá el 1 % de los ingresos previstos en el Presupuesto para 2023, una cantidad cercana a los 300 millones de euros. Todo un contrasentido, habida cuenta del déficit del PV, en buena parte causado por el deficiente y caduco modelo de financiación autonómica. Si venimos diciendo, Partido Popular incluido, que nuestros servicios públicos hubieran sido gravemente lastrados si para su mantenimiento no nos hubiéramos endeudado, y que por esta razón consideramos esa deuda como ilegítima, al tiempo que reclamamos su condonación, ¿estamos en condiciones para mandar el mensaje contradictorio de que nos sobran, de entrada, 300 millones de euros por ejercicio?

Soy plenamente consciente de que el mensaje de la bajada de impuestos encandila a buena parte de la ciudadanía, pero no conviene llevarse a engaño, por más que busquen la bolita bajo la cáscara de nuez, no la encontrarán.

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