6

feb 2009

Señores, no nos insulten

6 de Febrero de 2009. CCOO PV


El lunes pasado, después de la reunión de algunos banqueros con el presidente del gobierno y al término de la misma me quedé perplejo ó para ser más claros, indignado ante las declaraciones de esos señores, si se les puede llamar así.

Decían sin ningún rubor ni rigor, que la culpa de la situación financiera era consecuencia, o mejor dicho, tenían la culpa los ciudadanos y los pequeños empresario porque se habían endeudado mas allá de lo que podían soportar; decían esto y se quedaban tan anchos; a muchos ciudadanos se nos revolvieron las tripas tras escucharles.

Ustedes no recuerdan que cuando hace poco tiempo iba un empresario a pedir un préstamo pongamos por ejemplo 40.000 euros y ustedes le decían "no seas tonto, cuarenta no, ochenta, que está bajo el interés y tus ganancias se van a multiplicar" y más si los invertía en el sector inmobiliario, en este caso ¿quién incitaba al endeudamiento? Ustedes con su actitud.

Ustedes han financiado grandes operaciones urbanísticas que en algunos casos no estaban ni siquiera calificado el suelo como urbanizable, según ustedes la única exigencia como aval era suponer que el urbanizador tenía capacidad para inclinar la voluntad del político que recalificaría, pero esto también les falló; ejemplos hay, financiaron al celebre Pocero en Seseña sin garantías, sin los permisos necesarios para la habitabilidad de las viviendas y ahora se han tenido que quedar con las viviendas para cobrar la deuda; de eso también tienen la culpa los ciudadanos y el pequeño empresario. Lo que está pasando es que los recursos que les ha facilitado el gobierno seguro que los utilizarán justamente para dar hipotecas a esas viviendas que ustedes tienen necesidad de vender.

Y qué decir de la deuda que tienen ustedes con los bancos extranjeros, que por cierto parece que han de hacer efectivas a muy corto plazo. Me temo que el grueso de esos recursos que les da el gobierno de todos los ciudadanos vaya destinado a pagar esta deuda. ¿Acaso se endeudaron ustedes para satisfacer las necesidades de los ciudadanos y las empresas? Ó ¿lo hicieron para apoyar un desarrollo económico serio y de futuro?. No mientan, lo hicieron porque jugaron y jalearon esa economía especulativa y de grandísimos beneficios para su sector, ustedes eran conscientes de que hinchaban una burbuja que explotaría, pero ¡qué más da!, eso les generaba cuantiosos beneficios y era lo único que les importaba, pero miren, la vida pone a cada uno en su lugar y espero que a ustedes también les ponga.

Es muy fuerte, yo diría que ofenden a esos trabajadores y trabajadoras, que han perdido su empleo y pueden perder la vivienda que tanto sacrificio les supuso, ó a esos empresarios que pierden su negocio por culpa de una financiación que les niegan. Es muy duro y más cuando siguen presentando ostentosos beneficios y parece que tampoco van a peligrar sus grandes mansiones, sus fincas y yates, del mismo modo que seguirán manteniendo las fastuosas indemnizaciones a los altos directivos, mientras tienen contratados a muchos trabajadores por medio de empresas de servicios, cobrando ochocientos euros al mes.



¿Cómo se atreven a culpar a los ciudadanos del endeudamiento?. No se acuerdan cuando no hace mucho tiempo un ciudadano quería comprarse una vivienda y sus, más o menos, propios peritos valoraban muy por encima el valor del piso, para que con la hipoteca pudiera pagar la totalidad de la vivienda y no tener que pagar el veinte por ciento de la entrada, de manera que se hipotecara durante cuarenta años, ¿quién incitaba al adeudamiento?, ¿Quién alteraba el valor de los bienes?.

Hoy las entidades financieras, causantes principales de la situación, además están siendo el tapón para la recuperación económica; Quizás no les interés que se vaya arreglando, puede ser que para ustedes sea preferible asfixiar más a la economía real para así recibir más ayudas y trasvasar su deuda a los ciudadanos y al propio Estado, hasta el punto que unos y otro se encuentren en situación de insolvencia para que entonces ustedes, desde una posición saneada se erijan en salvadores del gobierno, como se suele decir salvadores de la patria, pero a qué precio y en qué condiciones. Esperemos que Zapatero se dé cuenta de esta jugada.

Le pido a mi gobierno que no les ruegue, que no les pida como mendigando la necesidad de que financian, les debe exigir con firmeza esa financiación y tiene mecanismos suficientes, pónganse en marcha, porque ellos no pueden ser intocables. Estamos en una situación de emergencia nacional y esto es una realidad viendo los datos del desempleo. El conjunto del Estado, sus ciudadanos no pueden admitir un chantaje de tamaña dimensión, por ello puede ser hora de que se pongan en marcha los mecanismos de nuestra Constitución y el Consejo de Ministro actúe con los decretos correspondiente.

Toda economía requiere de un sector financiero que cumpla la función para la que está, si no lo hace hemos de poner remedio, de manera que se rescate una parte del mismo para configurar una banca pública, como siempre existió y debe volver a existir, desde la que se canalice los prestamos hipotecarios, principalmente de las vivienda que tienen subvención y desde la que se garantice el funcionamiento normal de nuestros sectores productivos. Reforzar la presencia del Estado en este sector es hoy fundamental.

P.D. Les hago una pregunta a los banqueros de este querido país: ¿cómo se restringe el crédito o se ponen muchas cautelas allá donde se necesita y a la vez recibimos en casa todos los días cartas de entidades financieras, ofreciéndonos quince mil euros con solo una firma? Debe tener una explicación, en la letra pequeña dice que se cobran un interés por encima de catorce por ciento. Ustedes que suelen ser de profundas convicciones religiosas ¿cómo pueden obtener el dinero al dos por ciento y prestarlo al catorce?. Aparte de otras consideraciones, en todas las culturas, desde cualquier concepción religiosa o moral, a esas cosas se les llama usura.

Y no digamos nada de esas bonitas tarjetas que te dan tres mil euros para poder gastar y el interés te lo ponen en torno al veinticuatro por ciento, sin palabras.

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