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sep 2010

Reformar para empobrecer

10 de Septiembre de 2010. Jose Maria Ruiz Olmos

Jose María Ruiz Olmos Inmigración CCOO Alacantí Les Marines


Una de las primeras víctimas de los recortes presupuestarios públicos ha sido la cooperación al desarrollo. El Gobierno, pero también autonomías como la valenciana, han decidido equilibrar el presupuesto público, suprimiendo una de las más eficaces armas para luchar contra la injusticia global: la cooperación. El mundo es hoy más injusto porque las causas de la codicia, la violencia, el despotismo o la inmoralidad -vamos lo que viene siendo el capitalismo- siguen provocando pobreza, muerte y subdesarrollo.

El Estado español sigue endeudado vía avales en, al menos, 45 mil millones de euros y vía FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria) se podría llegar a 90 mil millones más. Todo para que las entidades financieras no se vayan a una ruina que ellas mismas se han buscado, sin que ese inmenso favor haya tenido la respuesta adecuada; al contrario, en lugar de favorecer el crédito se han dedicado a la especulación financiera.

Tras ese gasto, y a fin de equilibrar las cuentas, hay que ahorrar en dos años 15 mil millones de euros. Para ello, se decide hurtar parte del salario a los empleados públicos, se congelan las pensiones, se reduce el dinero para luchar contra la injusticia, se paraliza la obra pública. La conclusión es que el dinero que no se va a gastar en la cooperación al desarrollo y en pensiones, el que se va a detraer a los funcionarios y de la construcción de infraestructuras, se ha gastado en los altos salarios de los ejecutivos y en la posición en el mercado de bancos.

Aquí los únicos que han vivido por encima de sus posibilidades han sido determinadas entidades financieras que, una vez dilapidada la inversión privada, han ido a por la pública con la connivencia de buena parte de la clase política. El presupuesto público, los impuestos que pagamos los asalariados y que gestionan los políticos -los honrados y los sinvergüenzas, los legales y los delincuentes, los ahorradores y los dilapidadores- se debe dirigir al bienestar común, no a mantener los privilegios de los ricos. Hay muchas alternativas a los recortes y reformas de Zapatero, ¿por qué en lugar de parar la obra pública no se para el gasto militar que asciende, más o menos, a 18.000 millones de euros?, ¿por qué la I+D militar que funciona a base de créditos, presuntamente reembolsables, no devuelve los más de 14.000 millones de euros que debe?

Si el dinero desviado se dedicara a crear empleo tal vez podría tener un pase, pero las prioridades de los gestores son muy otras. Ese dinero público va a dejar a medias canalizaciones de agua, vacunaciones, sanidad materno-infantil, escuelas, economía social, va a dejar de compensar una mínima parte de la salvaje colonización de las empresas privadas transnacionales sobre los países sometidos por años de violencia militar y especulativa. Europa ha perdido el primer "match-ball" contra la pobreza. Pero dado que el capitalismo financiero ha encontrado en la deuda pública y en el presupuesto público una oportunidad para seguir manteniéndose, tenemos garantizadas por una larga temporada nuevas crisis de manera periódica, nuevas escaladas de la injusticia global y local y más prepotencia de los que acaparan la riqueza.

Entre los motivos para esta situación está el eufemísticamente denominado "Plan de Estabilidad Presupuestaria", por el que la UE nos impone limitar el endeudamiento público a un 3% del PIB. Alcanzar el 5% de desempleo, objetivo de la Estrategia de Lisboa no parece tan fundamental, lo de limitar la deuda pública sí. ¿Por qué USA puede endeudarse por encima del 15% y no pasa nada?, ¿por qué Japón se puede permitir una deuda superior al 100% de su PIB? Porque la UE ha optado por limitar la capacidad de gasto de lo público para que toda la actividad económica sea privada. Las decisiones sobre política económica ya no las toman los representantes elegidos en las urnas, sino los bancos. M. Hudson ha denominado a esta situación "golpe de estado financiero".

La cooperación al desarrollo recoge toda una actividad dirigida a compensar las consecuencias del sistema capitalista: el abuso para el subdesarrollo. Así, países y megaempresas se dedican a empobrecer a países, a comunidades, a personas para que unos pocos puedan salir en la lista Forbes o, incluso, tener más dinero que los que salen en esas listas. Por cierto, con el apoyo del FMI.

El tipo de reformas emprendidas por el Gobierno nos anticipan el modelo de sociedad que nos va quedar después de la crisis. Un nuevo pacto social individualista e insolidario, basado en la injusticia, en el que la clase trabajadora tendremos cada vez menos capacidad de decisión.

Una huelga general es más que necesaria, esperemos que, además, sea suficiente para cambiar el rumbo.

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