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nov 2021

Frente a la violencia machista, servicios públicos

25 de Noviembre de 2021. Mar Vicent

Cuando aumentan las temperaturas aumentan las denuncias de malos tratos, cuando la pandemia obliga al confinamiento se incrementa la violencia machista, aunque descienda el número de denuncias, cuando un volcán entra en erupción se multiplican las llamadas de auxilio de mujeres encerradas con su maltratador. Cuando la vida se complica, cuando se hace difícil y se multiplican los obstáculos para sobrevivir, hay muchas mujeres, demasiadas, que viven en la cuerda floja y ante la nueva tormenta, saben que saldrán especialmente malparadas.


Esta confirmado el efecto colateral, el incremento exponencial de las violencias machistas en las situaciones de crisis, un fenómeno que cada vez es menos excepcional, pero de ninguna forma debería normalizarse. Para ello hace falta una respuesta política y social en línea con el compromiso tantas veces explicitado de combatir sin descanso y hasta las últimas consecuencias la violencia machista.

De una vez por todas, en todas las poblaciones, independientemente de su tamaño, porque ninguna está libre por pequeña que sea, en todas las ciudades, pueblos y aldeas del Estado español, los Ayuntamientos deberían contar con un protocolo de atención a las víctimas de violencia bien engrasado, eficaz y operativo para dar respuesta y acoger a todas aquellas mujeres que reunieran el valor para dar el primer paso en busca de una vida mejor. Donde estuvieran previstas las preguntas para no dudar en las respuestas. Un protocolo que diera respuesta rápida y suficiente a las necesidades de vivienda, de empleo y de atención a las criaturas Y para eso se necesita una red de casas de acogida, viviendas y centros de atención además del personal suficiente y especializado que garantice la atención legal, psicológica, sanitaria que puedan precisar, cuya profesionalidad no esté comprometida por la falta de inversiones.

Ya va siendo hora de que los profesionales de la sanidad vean reducida su carga de trabajo para poder percibir, sin urgencias ni apresuramiento, las señales de alarma más o menos explicitas que lanzan las mujeres que acuden a la consulta en busca de soluciones. Y por ello es necesario evitar el peligroso adelgazamiento de las plantillas, la sobrecarga de trabajo, la saturación de las consultas. De una vez por todas, en las escuelas, debe ser una realidad la coeducación que no consiste en sentar juntos a niñas y niños sino en enseñarles en convivir desde el respeto mutuo, y que solo podrá ser trabajada por un profesorado sin sobresaturación de tareas, que además haya recibido la formación necesaria. Y para eso se necesita invertir en las escuelas, en equipos educativos suficientes con la preparación adecuada, con la especialización suficiente.

Invertir en los servicios públicos es la forma real de ofrecer una respuesta social contundente ante la violencia machista. No hay otra vía, ni procedimiento que mejor garantice los resultados que se persiguen a corto plazo.

Recientemente se ha dado difusión a cierto gesto que identifica a las mujeres que necesitan ayuda de forma inmediata. Es un recurso necesario en situaciones de crisis que ponen en peligro la integridad física de las mujeres de forma inminente. Ojalá salve muchas vidas.

Pero no hacen falta gestos para predecir el número de mujeres que serán asesinados los meses venideros, ni hay dudas sobre la respuesta necesaria. La mejora de los servicios públicos, eje central del trabajo realizado desde CCOO, es el mejor escudo para la protección y erradicación de la violencia. Garantizar el carácter permanente y esencial de los servicios de prevención y de atención integral a las víctimas de violencias machista, con los equipos interdisciplinares necesarios es la respuesta a corto plazo a la vez que se actúa sobre las causas estructurales, las desigualdades y discriminación por razón de sexo, que alimentan el monstruo de la violencia.

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