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may 2023

Un Primero de Mayo crucial

2 de Mayo de 2023. Ana García Alcolea

Como cada Primero de Mayo, los sindicatos de clase salimos a las calles a reivindicar la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de los millones de personas que conforman la mayoría social de este país. Pese a que desde muchos ámbitos se empeñan en diluir cualquier referencia al concepto de clase trabajadora y al conflicto de intereses existente entre capital y trabajo, basta un repaso de la cruda realidad para constatar su plena vigencia.


La incertidumbre de la actividad económica, ocasionada por la compleja situación sociopolítica derivada de la Guerra de Ucrania, ha intensificado una espiral de subida de precios que a día de hoy todavía mantiene la inflación subyacente en términos insostenibles. Una crisis de precios que se ha visto agravada por la voracidad de buena parte de los sectores empresariales de este país, que han aprovechado los efectos externos de la economía para recomponer los márgenes de beneficios empresariales, haciendo bueno aquel dicho de «a río revuelto, ganancia de pescadores». A diferencia de lo ocurrido en crisis pasadas, en esta ocasión ha habido una respuesta pública adecuada, frecuentemente articulada desde el diálogo social, pensando en esa mayoría social que representamos. Aunque también es cierto que ésta, se ha demostrado claramente insuficiente para contener el deterioro del poder adquisitivo de los salarios y su efecto, especialmente entre las personas más vulnerables.

PUBLICIDADPor todo ello, la senda de acuerdos alcanzado entre gobierno y sindicatos han adquirido un valor mayúsculo. La reforma laboral, más de un año después de su aprobación, lleva camino de cambiar el paradigma del empleo en nuestro país. A día de hoy, pese a las dificultades económicas, se crea más y mejor empleo, como prueba el hecho de que ya se firmen más contratos indefinidos que temporales. Por su parte, el acuerdo en materia de pensiones, culminado hace pocas semanas, ha garantizado el mantenimiento del poder adquisitivo de más de un millón de personas pensionistas en el País Valenciano. Y lo que es más importante, la sostenibilidad del sistema desde el aumento de ingresos, frente a la imposición de recortes que caracterizó la anterior reforma impuesta por el Gobierno del Partido Popular. Reseñar además la trascendencia del aumento del Salario Mínimo Interprofesional, que acumula subidas por encima del 40 % en los últimos años, y que se ha situado en torno al 60 % del salario medio en España.

Este Primero de Mayo, convocado bajo el lema «Subir salarios, bajar precios, repartir beneficios» nos movilizamos frente al inmovilismo y la avaricia de la patronal, que se niega a discutir, en el marco del V Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), la orientación de los salarios para que no pierdan poder adquisitivo y el fortalecimiento de los contenidos de los convenios colectivos. Mucho me temo que el conflicto está servido y va a ir a más en los próximos meses.

Vivimos un tiempo crucial, la era digital está produciendo cambios a marchas aceleradas, y urge un nuevo contrato social que garantice una transición justa y un modelo productivo más sostenible. Ese será uno de los principales retos que habremos de planificar y afrontar desde un fortalecimiento de la concertación social. Porque la inercia favorable que han de suponer los fondos europeos requiere una patronal a la altura de las circunstancias, proactiva e integrada en las dinámicas del diálogo social. En pocos días, las valencianas y valencianos acudiremos a las urnas para enfrentar una disyuntiva: refrendar las opciones de progreso y apoyar la configuración de un tercer Botànic, o volver a las lógicas del liberalismo económico y su defensa de las élites privilegiadas. En ese resultado, a la clase trabajadora, nos va la vida en ello.

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