11

mar 2024

Vamos a Ítaca

11 de Marzo de 2024. Arancha Luque Peinado

"El pacto patriarcal sigue diciéndonos a las mujeres hacia dónde tenemos que ir. Malversan el lenguaje, llaman altruismo reproductivo a la explotación reproductiva; trabajo sexual a la violencia sexual de la prostitución y la pornografía"


El hermoso anhelo de Rosa de Luxemburgo “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”, nos hará tomar la calle en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

Este anhelo nos guía al paraíso de la civilizatoria feminista para mujeres y hombres en el que las relaciones humanas se basen en la igualdad, donde se respeten las libertades. Llegar allí es nuestro destino y como brújula tenemos la teoría, la agenda y praxis política del feminismo. ¡Vamos a Itaca!

Aquí estamos las brujas, lesbianas, díscolas contestatarias, insurgentes, feministas sorteando lestrigones, cíclopes que pugnan por mantener los atávicos privilegios masculinos. Ni el salvaje Poseidón nos amedranta. No nos conformamos con mitigar algún velo de dominación, con visibilizar a las mujeres ampliando los márgenes y espacios de nuestra participación; no es suficiente con la disminución de los estragos y consecuencias de la poliédrica violencia machista. Sabemos que el camino es largo, los abusos universales sufridos por las mujeres tienen que ser combatidos con derechos universales ¡vamos a cambiar la estructura y orden de poder y dominación basada en el sexo!

Allí, en Ítaca tendremos vida plena, autónoma y crítica, elegiremos nuestra propia manera de vivir. Allí alcanzaremos la emancipación de más de la mitad de la población, el contrato social civilizatorio será la condición humana de las mujeres, la misma que desde la modernidad han tenido los hombres. Allí adquiriremos poderes vitales propios para nosotras y para la humanidad ¡Nada más y nada menos! Alrededor de la hoguera recuperaremos las historias de mujeres, sus aportaciones invisibilizadas, resignificaremos la historia.

Hoy como ayer, el control de los cuerpos de las mujeres está en la raíz de la dominación masculina. El pacto patriarcal sigue diciéndonos a las mujeres hacia dónde tenemos que ir. Malversan el lenguaje, llaman altruismo reproductivo a la explotación reproductiva; trabajo sexual a la violencia sexual de la prostitución y la pornografía. Se preguntan ¿por qué las mujeres no han de gestar humanos para quienes los desean y pueden comprarlos? ¿Por qué las mujeres no han de ofrecer sus cuerpos, para que sea ultrajados y usados por hombres incapaces de entender que no hay libertad sexual sin goce y placer? No dejaremos que responsabilicen a las víctimas de la explotación sufrida. Ante el respeto a la vida digna de las mujeres no hay relativismo posible.

El feminismo se mide consigo mismo, no es en un abanico de posibilidades que pulveriza el sujeto político. Las feministas, construyendo pactos y alianzas, aún en continentes diferentes, nos tomamos del brazo, desplegamos alas, desaprendemos mandatos patriarcales, dejamos de orbitar sobre los hombres, aprendemos a ser para nosotras mismas. Configuramos un cordón de eslabones, suaves que no aprietan, abrazan, tomamos conciencia de que somos fuente de saber, exigimos actuaciones radicales, de carácter estructural, amplias en sus miras, de largo recorrido para acabar con cualquier forma de opresión y alcanzar la buena vida.

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